El 28 de diciembre se celebra la festividad de los SANTOS NIÑOS INOCENTES. Ordenó sacrificar a los niños menores de 2 años, el cruel rey Herodes, en toda la comarca de Belén y sus alrededores con el fin de dar muerte al NIÑO JESÚS . Es que le habían dicho que había nacido el Rey de los judíos. Mas el ángel del Señor, ordenó a S. José que huyera a Egipto, con la Virgen y el Niño para salvarlo.
La fiesta de los Santos Inocentes ha perdido su esencia religiosa, para darle más relevancia a las bromas que se gastan en este día. Como también ha pasado con la Navidad , otras tradiciones y valores . Todo ello con el fin de vaciar al hombre de toda espiritualidad, para que olvide que ha sido creado por Dios y se parezca cada vez más, a los animales o peor, simples objetos.
También hay, hoy, reyes y presidentes que no matan a los inocentes con la espada pero sí los matan firmando leyes que permiten quitarles la vida antes de nacer, en esos abortorios de muerte, con millones y millones de bebitos abortados en casi todo el planeta. La sangre de estos inocentes clama al Cielo y Dios no puede derramar bendiciones al mundo mientras siga este genocidio. Lo constatamos a diario.
