miércoles, 6 de diciembre de 2017

La Constitución de 1978



Nos alegramos enormemente de haber votado negativamente en el referéndum del 6 de   diciembre de 1978 cuando se sometió a votación la Constitución española. Si en aquellas fechas le encontrábamos muchos reparos, al día de hoy, muchos más, al comprobar que ha sido la ramera que ha llevado a España a una situación calamitosa, moral, territorial y económica.

Decía el filósofo Sócrates que con un código de leyes malas, las sentencias tenían que ser forzosamente malas. Pues lo mismo sucede con esta Constitución.

Y no nos alegramos por un narcisismo tonto que no conduce a ninguna parte sino porque desgraciadamente para España teníamos razón. Por el bien de España hubiéramos querido equivocarnos en todo.
Hoy parece que España se haya divido en dos bloques; los separatistas y los constitucionalistas, pero no es así; nos hemos permitido darle un repaso y muchos, casi todos sus artículos, rimbombantes en su proclamación, al día de hoy son papel mojado, porque ni unos ni otros los cumplen.

Se da una paradoja; los que votamos NO, somos los únicos que la acatamos, o la aguantamos.

Todas esas proclamas, la soberanía nacional, la indisoluble unidad de España, la Bandera, las Fuerzas armadas, la igualdad de los españoles ante la ley, la libertad del individuo, las creencias religiosas, el derecho de los padres a educar a sus hijos, el derecho a la vida, la abolición de la pena de muerte, (aquí hacemos un inciso porque quitan la pena de muerte para los asesinos terroristas y la implantan para los niños en el seno materno aunque proclaman el derecho a la vida), se las pasan los políticos por el forro.

Podríamos enumerar artículo por artículo y a todos les pondríamos unos cuantos peros, sin temor a equivocarnos. Lo dicho: papel mojado, ambigua, equívoca y además amortizada.

6 de diciembre: Constitución Española. Fracaso estrepitoso. Nada que celebrar.

Ricardo Pasucal

A continuación se muestran algunos carteles de época animando a votar NO a la Constitución: