Cuando llegan estas fechas tan entrañables y decimos Feliz Navidad, se liman asperezas y lo decimos de corazón, con una sonrisa y sin reservas mentales.
Bien, a pesar nuestro, no nos queda otro remedio que torcer el gesto y señalar, con la menor acritud posible, la enorme estupidez del presidente de La Rioja, por su felicitación para estas fechas y que no tiene nada que ver con la Navidad. Es de tal magnitud, que por caridad, nos ahorramos todos los epítetos desagradables que podríamos pronunciar y que a nuestro juicio, tiene merecidos. ¡En qué manos estamos!
Lean y juzguen ustedes:
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