Ya lleva rondando varios días por todos los medios de comunicación la noticia del bebé abandonado en un contenedor de basura. Las fuerzas de seguridad rápidamente han localizado a la responsable de este crimen contra un indefenso inocente y ahora en las tertulias televisivas se debatirá las razones que llevaron a una madre a llegar a esta situación. Eso si, todos respiramos tranquilos porque la criatura se ha salvado.
Sin embargo la tragedia del aborto, sin final feliz ni para la criatura ni la madre, no es noticia ni lleva a que el Gobierno o las Fuerzas de Seguridad del Estado (que actúan en función del primero) le pongan remedio.
En ambos casos hay una víctima indefensa e inocente a la que se le augura un futuro corto y nada prometedor. ¿Cuál es la diferencia?.
Pues muy sencilla, el contenedor en que acaban ambas víctimas. El bebé de la noticia acabó en un contenedor inadecuado, ¡que los niños son reciclables!. Sin embargo las víctimas de aborto acaban en un contenedor de restos biológicos, con su correspondiente pago por gestión de residuos.
Pues ya ven, lo que importa no es la dignidad humana, ni el derecho a la vida, ni siquiera el hecho científico. Lo que marca la diferencia es el contenedor donde se tiran los niños.
¡Ah!, si el comentario sobre los bebés reciclables se lo han tomado a broma, les recomiendo leer el siguiente artículo publicado en Infocatólica.
Vídeo: la directora médica de Planned Parenthood, vendiendo órganos de niños abortados
Deborah Nucatola, directora senior de Servicios
Médicos de Planned Parenthood [Paternidad Planificada], principal
industria del aborto en Estados Unidos, se muestra en una grabación
vendiendo con absoluta frialdad órganos de niños abortados y admitiendo
que ella utiliza procedimientos ilegales de abortos por «nacimiento
parcial», esto es, en las últimas semanas de gestación, para obtener
partes del cuerpo vendibles.
(HO) El vídeo de dos horas del The Center for Medical Progress [Centro
para el Progreso Médico] está dando la vuelta al mundo. El vídeo
muestra toda la crudeza del negocio abortista. Entre tragos de copa y
ensalada, relata el proceder, consciente de vulnerar la ley: «Mucha
gente quiere corazones, hígados, extremidades...»; lo más difícil, el
cráneo: «Si lo pones de nalgas, te permite sacar intacta la cabeza».
Consciente de su propia responsabilidad por ello,
indica que toma medidas para encubrirlo. Incluso informa del precio, que
oscila entre 30 y 100 dólares, según la pieza. El vídeo evidencia que
no sólo venden el servicio de matar a un inocente, sino cómo sacan
rédito hasta de sus restos mortales.
Entre bocado y bocado, describe sin atragantarse el
coste de un hígado de bebé a quien cree un posible comprador. La
naturalidad con la que describe su «negocio de venta de órganos»,
mientras come y bebe en un buen restaurante, no deja indiferente a
nadie: la codicia proabortista no tiene fin: a las madres embarazadas
las engañan con que no es un ser humano, pero a la hora de vender los
tejidos, en su afán de hacer caja, no reparan en evidenciar que son los
primeros conscientes de que sus restos son órganos humanos. Un nuevo
aval que apoya la denuncia abortista: no cabe duda de que la razón de
impulsar en EEUU lo que llaman «ley del aborto tardío» (matar al bebé de
hasta 9 meses justo antes de darlo a luz) respondería a poder vender
órganos más desarrollados y por eso más caros.
Mientras revuelve en su ensalada preparándose el
bocado, habla con absoluta franqueza: «Mucha gente quiere corazones
intactos, porque están buscando nodos concretos, como el
auriculoventricular o el sino auricular... «Yo siempre digo: tantos
hígados como sea posible. Mucha gente quiere hígados. Por ese motivo, el
operario debe actuar bajo guía ecográfica, para que sepa dónde está
poniendo los fórceps».
En otro momento. señala: «También quieren
extremidades inferiores. Eso es fácil. No sé qué hacen con ellas,
supongo que quieren músculo». Y añade: «Somos muy buenos consiguiendo
corazones, pulmones e hígados, porque sabemos cómo hacerlo sin perforar
esa parte, sino rompiendo arriba, rompiendo abajo y comprobando que todo
sale intacto».
Explica que las mayores dificultades las presenta el
cráneo, y confiesa que los aborteros intentan cambiar la forma en la
que viene el niño para facilitar la obtención limpia de la cabeza: «En
general, con la cabeza lo que hacen algunos es intentar cambiar la
orientación del feto, de forma que no venga de cabeza. Si lo pones de
forma que venga de nalgas, hay una dilatación cuando sale que te
permite, en el último paso, sacar intacta la cabeza».
La venta de partes del cuerpo de niños abortados
está prohibida por la ley federal. De hecho, la venta o compra de tejido
fetal humano un delito federal penado con hasta 10 años de prisión y
una multa de hasta $ 500.000 (42 USC 289g-2 ). Pero la organización
abortista sabe que sus centros están haciendo estas ventas: «En la sede
nacional tenemos un Departamento Legal que no quiere vernos metidos en
esto justo ahora. Pero os diré que, a puerta cerrada, conversaciones
como ésta tienen lugar».
El vídeo es resultado de tres años de periodismo de
investigación de The Center for Medical Progress sobre estas prácticas
de Planned Parenthood, dentro de la serie Capital Humano. Al principio
de la grabación se ven imágenes de las denuncias realizadas ya en el año
2000 sobre prácticas de esta índole por parte de Planned Parenthood, y a
Gloria Feldt, que fue su presidente entre 1996 y 2005, diciendo que
llevarían a la justicia a quien las llevase a cabo.
La realidad es muy distinta. El responsable de la
investigación, David Daleiden, afirma que «la conspiración criminal de
Planned Parenthood para hacer dinero a base de órganos de niños
abortados alcanza los más altos niveles de la organización», y de hecho
la CEO de la empresa, Cecile Richards, ha alabado en repetidas ocasiones
el trabajo de Nucatola. Un «trabajo» que ella misma explica: «Ayer, por
ejemplo, tuve ocho casos. Sabía exactamente lo que quería, así que miré
la lista para saber cuáles eran los casos en los que mejor podía
obtener lo que quería y según eso tomé mis decisiones. Es bueno tener
una reunión a principios del día. Eso es lo que yo hago».
La expansión viral de este vídeo ha provocado en Estados Unidos una catarata de reacciones, como informa Religión en Libertad. Para empezar, la interesada, que borró inmediatamente su cuenta de Twitter.
Planned Parenthood respalda a Deborah Nucatola, y su
vicepresidente de Comunicación, Eric Ferraro, distribuyó un comunicado
en el que reinterpreta lo que todo el mundo ha visto y oído como una
altruista donación de «tejido» con finalidad científica: «A veces los
pacientes quieren donar tejido para investigación científica que puede
ayudar a descubrimientos médicos, tratamientos y curación de
enfermedades graves. Las mujeres que abortan en Planned Parenthood no
son diferentes. En algunos de nuestros centros de salud ayudamos a las
pacientes que quieren donar tejido para investigación científica».
Los primeros en movilizarse a nivel político han
sido los aspirantes republicanos a la nominación republicana. El
gobernador de Luisiana, Bobby Jindal, ha ordenado una investigación en
su estado; el ex gobernador de Texas, Rick Perry, ha declarado que «por
historias como ésta» de quienes «obtienen beneficio de la tragedia de
una vida humana destrozada» decidió suprimir en su estado la
financiación pública de Planned Parenthood; Carly Fiorina ha sentenciado
que «esto no va de elegir [choice], esto va de decirle a las mujeres
que las estás empoderando mientras te aprovechas de la muerte de un no
nacido»; y el senador Ted Cruz ha pedido que deje de subvencionarse a
Planned Parenthood y que el Congreso inicie una investigación.
La Cámara de Representantes ya está en ello, y este
mismo martes por la tarde revocó una subvención a una fundación que es
una de las principales donantes de Planned Parenthood. La industria
abortera es además rival política de los republicanos en la medida en
que favorece explícita y financieramente la campaña de Hillary Clinton a
la Casa Blanca.