viernes, 12 de octubre de 2018

12 DE OCTUBRE: NUESTRA SEÑORA DEL PILAR / DÍA DE LA HISPANIDAD

   Cuando Rodrigo de Triana, el 12 de octubre de 1492, desde lo alto de un mástil grito ¡Tierra! es más que seguro que no pensaba que en poco más de 50 años, la inmensa y desconocida vastedad del Nuevo Mundo se haría cristiana. En el año 1531, la Virgen se aparece al indio Juan Diego cuando acudía presuroso a oír la Santa Misa. Este acontecimiento, no cabe la menor duda, contribuyó de manera notable y aceleró la conversión del Nuevo Continente.


   Toda la geografía americana está llena de nombres marianos. Tan sólo en Méjico hay 1756 lugares dedicados a la Virgen María.

   La Leyenda Negra ha falseado la verdad y lo cierto es que la independencia de las naciones hispanoamericanas nada tuvo que ver con la Iglesia como tal; durante las jornadas difíciles y turbulentas de la emancipación no hubo un solo caso de anticlericalismo ni de hostilidad a la Iglesia y el mismo Simón Bolívar, en sus consejos, tantas veces desatendidos, dice textualmente: “Me permitiréis que mi último acto sea el recomendaros que protejáis la Santa religión que profesamos y que es el manantial abundante de las bendiciones del Cielo”.

   Podríamos escribir sobre lo que piensan muchos prohombres de Guatemala, Colombia, Panamá, Chile, Argentina, en la misma línea de Bolívar, pero traemos hoy lo que escribe Clemente Orozco, uno de los pintores más grandes de Méjico que lo hace con humor y una fina ironía poniendo en solfa el indigenismo: “La Conquista no debió haber sido como fue. En lugar de capitanes crueles y ambiciosos, España debió mandar una delegación  numerosa de etnólogos, antropólogos, arqueólogos, ingenieros civiles, cirujanos, dentistas, veterinarios, médicos, maestros rurales, agrónomos, enfermeras de la Cruz Roja, filósofos, filólogos, críticos de arte, pintores murales y eruditos en historia. Al llegar a Veracruz, desembarcar de  las carabelas, carros alegóricos enflorados y en uno de ellos Hernán Cortés y sus capitanes, llevando sendas canastillas de azucenas y gran cantidad de flores, confetis y serpentinas para el camino de Tlascala. Y  después de rendir pleito homenaje al poderoso Moctezuma, establecer laboratorios de bacteriología, urología, rayos X, luz ultravioleta, un departamento de asistencia pública, universidades, kindergastens (guarderías), bibliotecas y bancos refaccionarios…Poner a Alvarado, a Ordaz, a Sandoval y demás varones fuertes, de gendarmes, a cuidar las ruinas…Aprender ellos mismos, los 782 idiomas diferentes que se hablaban. Respetar la religión indígena…Impulsar los sacrificios humanos, con  departamento de engorde, y maquinaria moderna para refrigerar y enlatar y sugerirle, muy respetuosamente, al gran Moctezuma que estableciera la democracia en el pueblo, pero conservando los privilegios de la aristocracia”.


   Sin ocultar ciertos abusos inherentes a toda empresa humana, la médula del quehacer español en América fue la expansión de Evangelio. Por esto cuando Alonso de Ojeda llega a las Antillas en 1509 no les dice a los indios q los descubridores pertenecen a una raza superior y distinta, sino que les enseña  que  “Dios nuestro Señor, que es único y eterno, creó el Cielo y la tierra y un hombre y una mujer de los cuales vosotros y yo, y todos los hombres que han sido y serán en el mundo, descendemos.”