jueves, 8 de mayo de 2014

ORIENTACIÓN CATÓLICA AL VOTO


Retomando el artículo del 26 de abril me ha parecido interesante publicar este correo (la imagen superior) que recibí ayer. 
Es lógico y razonable que nuestra forma de pensar, nuestros valores y principios, se plasmen en nuestro actuar cotidiano.  El ser consecuente y fiel a uno mismo es algo muy importante, independientemente del origen de los valores que mencionaba antes, provengan de una experiencia de fé o de una conciencia social.
En lo personal, ese "ser consecuente" lleva a un compromiso en función de las propias fuerzas y capacidades, en la familia, en el trabajo, en el ocio y, por que no, también en la política. Y es que este último campo no es ajeno a nadie. Puede que no todos podamos participar en él como diputados, parlamentarios o cualquier otro cargo de relevancia en este ámbito. Pero sí podemos hacerlo a través de esta herramienta que llamamos democracia, concretamente con nuestro voto. 
No podemos renunciar a este derecho refugiándonos en argumentos como la supuesta "utilidad" del mismo. Cualquier voto ejercido con responsabilidad y coherencia es útil. Al contrario de aquellos emitidos renunciando a los principios fundamentales propios. Esos si que son votos inútiles ya que dejan de representar nuestra propia voluntad.

Pablo Garrido