jueves, 26 de marzo de 2020

LA PRIMERA MANIFESTACIÓN CONTRA EL ABORTO


   Hoy, 26 de marzo del 2020, en plena crisis del coronavirus, confinados en casa, a sabiendas de que es probable que no lo va a leer casi nadie, escribimos recordando la fecha del 26 de marzo de 1982. Y ¿a quién se le ocurre esto, con la que está cayendo? ¡Fíjate, oye! ¡Venir a hablarnos de una manifestación de hace muchos años que no tiene nada que ver con el bichito que nos tiene tan preocupados! ¿Que no tiene relación? Puede que no, o puede que sí.
   La tarde-noche del 26 de marzo de 1982, Fuerza Nueva con su presidente Blas Piñar a la cabeza, acompañado de toda su junta directiva y miles y miles de acompañantes salían a la calle a manifestarse contra la futura ley del aborto que ya estaba a la puerta. Todavía había tiempo para rectificar, pero sólo el Colegio Oficial de médicos se adhirió a la manifestación convocada. La Conferencia Episcopal, no, aunque sí algún obispo a título personal; tampoco las agrupaciones supuestamente católicas  que posteriormente se vieron y oyeron tanto, organizando lo que ya no tenía remedio. Entonces sí, cuando una fuerza política bien organizada y con representación parlamentaria hubiese defendido, sin fisuras ni componendas, el derecho a la vida. Eran franquistas”, decían.
   Ahora, son los gobiernos tanto de izquierdas como de derechas los que asesinan legalmente a miles de seres humanos inocentes. El error de cálculo fue trágico.
   “¡D. Blas Piñar, D. Blas Piñar! ¡No consienta el aborto en España!”
Y ¿qué podía hacer él, sólo, sin una palabra de aliento de la Iglesia oficial ni de cualquier otra institución?
   Al día de hoy, cada segundo se comete un aborto en el mundo. ¿Cuántos millones son? La sangre de tantos inocentes, los más inocentes, clama al Cielo. El aborto es un crimen horrible y un pecado individual gravísimo pero es también un pecado social cuando la sociedad lo acepta como un bien; y los pecados sociales se pagan socialmente. ¿Por qué no había de tener relación directa el aborto con el coronavirus como forma de expiar los crímenes del aborto provocado? No lo sabemos. Sólo Dios lo sabe. Pensemos un poco. Si Dios se hartó de aquella sociedad empecatada, (lo dice Él mismo en Génesis cap.6—vers 5 y siguientes) y los arrasó con el diluvio, ¿Por qué no se ha podido hartar de esta sociedad, empeñados como estamos, en vivir de espaldas a su Ley?