martes, 30 de enero de 2018

Guardia Civil: Malamérita

Por su interés reproducimos el siguiente artículo de La Cruz y la Espada:

Todos conocemos ya los luctuosos y blasfemos hechos ocurridos con premeditación, nocturnidad y alevosía en la madrugada del Lunes 29 de Enero de 2018 en Callosa del Segura; es decir, en la noche del Domingo al Lunes citado. Todos conocemos ya esta nueva y más que sectaria, ilegal, odiosa y repugnante actuación de la anti-España –es decir, de los sin Dios y sin patria–, esa que muchos creen que como el Diablo y las meigas no existe, pero haberla hayla. Todos conocemos del coraje y heroísmo de los callosinos que durante más de un año han venido defendiendo pacíficamente no a “su cruz”, sino a “la Cruz”; así como el perenne recuerdo de los más de ochenta españoles vil y cobardemente asesinados por esa misma anti-España que, como todo criminal, persigue desde hace cuatro décadas borrar las huellas y la memoria de sus execrables crímenes. Todo sabemos que aunque el juez dictamine en su día que la Cruz y la plaza son propiedad de la Iglesia y no del Ayuntamiento, también dictaminará que ya que se ha quitado no ha lugar a reponerla y, como mucho, a que la Iglesia reciba alguna mínima indemnización económica.
Pero en lo que casi nadie se ha parado a pensar ni se han dado cuenta, o no se atreven ni a pensarlo ni quieren darse cuenta, es en lo siguiente:
* No se prepara el dispositivo que hemos visto en media hora.
* Sólo si hubo filtración y/o aviso del juzgado, no sólo al Ayuntamiento, sino también al Ministerio de Justicia  y a las autoridades civiles, se pudo saber que precisamente en el día de ayer, Lunes 29 de Enero, el juzgado iba a admitir y a decretar las medidas cautelares que iban a proteger legalmente la Cruz mientras durara el pleito en vigor.
* Sólo si dichas autoridades civiles y políticas, coordinadas con las del Ayuntamiento, dieron órdenes previas y precisas a la Dirección General de la Guardia Civil, se pudo autorizar a la concentración de sesenta guardia civiles en Callosa, traídos de Alicante, en la noche de un Domingo y a las 04,00h del Lunes consiguiente.
* Y sólo cumpliendo con entusiasmo esas órdenes se pudo realizar tal concentración y operación; para qué hablar de los operarios de la grua.
Sabiendo que había un litigio judicial en vigor; sabiendo la oposición de buena parte de la ciudadanía callosina expresada de forma democrática, libre y pacífica; sabiendo que el objeto del litigio era el símbolo católico por excelencia; sabiendo que era un monumento de una belleza y valor singular; sabiendo que era recuerdo perenne de un crimen colectivo tremendo; sabiendo que se iban a dictar las medidas cautelares que lo protegerían mientras durara el pleito; sabiendo la inquina de los partidos y profesionales de la política del consistorio contra dicho monumento, la Guardia Civil fue la clave de que hechos tan luctuosos y blasfemos se llevaran a cabo. Y, precisamente, a unas horas escasas de que se dictaran las medidas cautelares citadas.

Hay órdenes que no se deben cumplir, cuando dichas órdenes van en contra de los derechos y el servicio a Dios, cuando van en contra de los intereses de la Patria, cuando afectan a la dignidad de los seres humanos y cuando mancillan el honor de las instituciones. Pues bien, todo eso se ha dado en este caso y la Guardia Civil, mando superiores, subordinados y números, han optado por hacer caso omiso de esas que son reglas inmutables, máxime para los que son depositarios de la fuerza.
La Guardia Civil ha dejado de ser “benemérita” para pasar a ser la Malamérita. En realidad, y en nuestra opinión, hace ya décadas que es así y ya lo explicaremos a no tardar mucho, pero el caso de Callosa, por sus especiales y completas circunstancias, es la prueba del algodón, la guinda del pastel que lo confirma. ¿Otras pruebas recientes? Cómo huyeron cual ratas, cómo abandonaron sus vehículos e incluso su armamento ante los insultos de una veintena de paletos separatistas; cómo abandonaron su cuartelillo y la bandera que han jurado defender hasta con la vida, lo que no hicieron, permitiendo que fuera profanada y que en su vez se izara un trapo pintarrajeado. Y todo ello precisamente por obedecer órdenes no se podían obedecer porque conculcaban todo lo que la Malamérita ha jurado defender.
En otro orden de cosas, pero no menos importantes, cómo si no es por el valor de la nueva víctima y el error del asesino, el crimen de Diana Quer hubiera quedado “abierto” hasta el día del juicio final; y más que ya recopilaremos.
Hace tiempo que pensamos que la Malamérita está herida de muerte y hay que disolverla; todo lo que la distinguía de la Policía, se perdió por su politización y servilismo hasta lo indecible al régimen del 78 que desde su origen destruye España y oprime a los españoles; en las miserias de unos mandos que sólo aspiran y viven para hacer “la carrera” y conservar o ganar prebendas, lacayos de un sistema y unas autoridades manifiestamente corruptas; de unos guardias que lo son sólo para ganarse un sueldo y pedir derechos cada día menos reales y justificados. Por todo ello la Malamérita se suicidó hace ya tiempo.
¿Que hay excepciones, que hay buenos guardias civiles? Por supuesto, y que por su escasez son más de admirar, también; pero por esa misma escasez, gran escasez, son las excepciones que confirman la regla de la Malamérita.