Halloween, palabra inglesa que designa la fiesta pagana de la que no están exentos el culto al sol y a los muertos, ambos, de carácter druida.
Los druidas eran sacerdotes de los antiguos galos y britanos. Celebraban reuniones en los bosques, practicando sacrificios humanos y recolectaban el muérdago al que consideraban sagrado. No tiene ninguna relación con la festividad de TODOS los SANTOS aunque la celebren el 31 de octubre víspera de de la hermosa fiesta católica del 1 de noviembre.
Por orden del stablisment, Halloween se ha convertido en un culto a lo feo y chabacano y hasta satánico, disfrazado de fiesta infantil, con chuches, dulces y disfraces grotescos para desfigurar todo lo que tenga carácter cristiano.
Como bien decimos en el título, no celebramos Halloween, sino que conmemoramos a todos los Santos del Cielo, con la alegría y la esperanza sobrenatural de encontrarnos un día con ellos.
Las lecturas de la Misa de este día son maravillosas, como todo lo que rinde culto al único Dios verdadero, y te llenan de un inmenso consuelo.
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