Manifiesto ante el asesinato de la Patria

La revolución desatada en Cataluña, cuyo punto álgido ha sido el referéndum seguido de la proclamación de independencia en el Parlamento Catalán, es el culmen de un proceso subversivo-revolucionario que viene muy de lejos.
Una revolución sustentada en las viejas y trascendentes protestante, francesa y soviética, las cuales, como todas intermedias del siglo XIX, han sido impulsadas en su lucha contra el trono y el altar, contra la Patria y contra Dios (religión católica), por la plutocracia sionista, especialmente la asentada en las naciones sajonas. Es fruto, subversivo, de la “democracia que nos hemos dado a nosotros mismos” tras el magnicidio de Carrero y la ilegal Constitución secesionista de 1978 nacida sin proceso constituyente; una constitución, por cierto, que incluyó el término “nacionalidades” por los compromisos masónicos contraídos en el “contubernio de Munich” en 1962, según afirmaron los senadores Villar Arregui (PSOE) y González Seara (UCD) durante los debates parlamentarios de su aprobación. Una revolución acelerada por el falso “atentado islamista” del 11-M y el más reciente del 17-A y que ha llevado a la Pre-Arranged Battle del referéndum. Una situación amañada por conciliábulos masónicos peores que los de Ayacucho y todos los combates traidoramente condicionados del 98 (la batalla de Manila es conocida así por los yanquis). Y puede ser la definitiva.
Una revolución sustentada en las viejas y trascendentes protestante, francesa y soviética, las cuales, como todas intermedias del siglo XIX, han sido impulsadas en su lucha contra el trono y el altar, contra la Patria y contra Dios (religión católica), por la plutocracia sionista, especialmente la asentada en las naciones sajonas. Es fruto, subversivo, de la “democracia que nos hemos dado a nosotros mismos” tras el magnicidio de Carrero y la ilegal Constitución secesionista de 1978 nacida sin proceso constituyente; una constitución, por cierto, que incluyó el término “nacionalidades” por los compromisos masónicos contraídos en el “contubernio de Munich” en 1962, según afirmaron los senadores Villar Arregui (PSOE) y González Seara (UCD) durante los debates parlamentarios de su aprobación. Una revolución acelerada por el falso “atentado islamista” del 11-M y el más reciente del 17-A y que ha llevado a la Pre-Arranged Battle del referéndum. Una situación amañada por conciliábulos masónicos peores que los de Ayacucho y todos los combates traidoramente condicionados del 98 (la batalla de Manila es conocida así por los yanquis). Y puede ser la definitiva.
Y nuestra reacción conjunta prácticamente nula, especialmente la de las Instituciones del Estado. La mayoría traga el burdo engaño y lo apoya al no atacar a los verdaderos culpables, que más que en Barcelona están en Madrid, y a las fuerzas que les someten e impulsan.
Ante esta situación, mi fidelidad es para España y en su defensa me encontrarán todos los que se posicionan o posicionen permitiendo o impulsando, por acción u omisión, la ruptura de España; del rey abajo, todos, sin que cuente origen, formación, academia, promoción, afinidad, familia, creencia “formal” o situación social.
¡Arriba España! ¡Dios guarde a España!
José María Manrique, quien en 1968 juró Bandera e ingresó en el Ejército Nacional de España.
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