domingo, 9 de abril de 2017

DOMINGO DE RAMOS

    Siendo un chaval,  recuerdo esta antífona, que cantábamos en latín durante la procesión de los ramos: “Púeri hebraeórum, portantes ramos olivárum, obviavérunt Dómino, clamántes et dicéntes: hosanna in excélsis”. Que traducida dice: “Los niños de los hebreos, llevando ramos de olivo, salieron al encuentro del Señor, clamando y diciendo, Gloria en las alturas”.

   Narra el Evangelista San Mateo, que el Señor montado en una borrica con su pollino, entró triunfante en Jerusalén y una gran muchedumbre de gentes tendía sus vestidos sobre el camino, clamando y diciendo: “Hosanna al Hijo de David, bendito el que viene en el nombre del Señor”.

   Pero…¡ay! Cinco días más tarde, ese mismo pueblo pedía: ¡crucifícale! ¡crucifícale! ¡caiga su sangre sobre nuestras cabezas y las de nuestros hijos!

   Qué cambiantes somos los hombres y qué fáciles para dejarnos  influenciar. ¿Quién o quienes cambiaron la mente de aquellos israelitas que ayer aclamaban al Señor y hoy piden su muerte?. Fueron los sacerdotes de la época y el Sanedrín que se habían conjurado para quitarle la vida por haberse proclamado Hijo de Dios y esto era una blasfemia que no podían soportar.

   Hay que decir que hubo tres sanedritas que se opusieron a la condena de Jesús: Nicodemo, José de Arimatea y Gamaliel.

   Pues seamos como estos tres doctores de la Ley; no condenemos al Señor con nuestros pecados y vivamos una Semana Santa, meditando la Pasión de nuestro Redentor.

AES - La Rioja