sábado, 13 de junio de 2015

OJALÁ CUNDIESE EL EJEMPLO

Al leer el artículo de La Rioja sobre el abandono del PP por parte de David Isasi, había pensado en titular el artículo "Más vale tarde que nunca". Pero tras leer la carta (que transcribo más adelante) he optado por el encabezado que ocupa esta entrada.
No negaré que los motivos que Isasi expone en el documento para abandonar el partido en el que militó 35 años no son nuevos. Y siendo justos, tampoco son 'exclusivos' del PP. Pero el hecho es que le han llevado a actuar de manera consecuente. 
Y es que hoy en día el discurso político habla de regeneración política, pero me temo que se queda sólo en eso, en hablar.
No creo que la dimisión de Isasi vaya a suponer una 'revolución', ni que el Partido Popular corrija su rumbo. Pero ojalá el ejemplo cundiese y llevase a otros muchos a actuar de manera consecuente. No sólo a los políticos sino también a los ciudanos que los votan.
Así lograremos una verdadera regeneración política, desde principios y valores. Algo por lo que AES ha trabajado y seguirá trabajando.

El día más amargo

No quería que llegara este día, me he resistido mucho y durante mucho tiempo, la verdad es que no he querido tomar esta decisión durante demasiado tiempo. Llevo afiliado a este partido más de 35 años, desde que cumplí los 18, pero ya no cumpliré los 36. Entonces se llamaba Alianza Popular, hasta que cambió el nombre por el actual Partido Popular, pero al fin y al cabo es el mismo. Me integré en Octubre de 1979 en Logroño a pesar de vivir entonces en pamplona, al cumplir los 18 años, más tarde, participé en la constitución de Alianza Popular de Navarra, en los bajos del Hotel Tres Reyes, era el más joven de los presentes. Con posterioridad, y como riojano de cuan y de corazón que soy, trasladé la ficha a La Rioja…. Y hasta hoy.

Desde entonces hasta ahora, he pasado por muchas circunstancias. Pasé muchos años ayudando en lo posible, en elecciones, en la sede del partido, etc…, pero en una segunda línea de la política, con posterioridad fui Diputado en La Rioja en tres ocasiones, Director General en mi campo profesional, en temas agrarios, Senador, Concejal y Alcalde, vamos un amplio y diverso campo político, siempre intentando llevar a cabo tareas y trabajos conducentes a mejorar la vida de los riojanos y los españoles, con la orientación y el fundamento de los valores que me son propios y que siempre creí que pertenecían a mi partido.
Hoy es mi último día en una organización que sentí como mía desde un primer momento y que representaba como nadie los valores que han guiado mi vida a lo largo de los años. Ya no puedo decir lo mismo.
Los valores que siento como propios ya no se defienden en el Partido Popular y por supuesto tampoco se practican. Hoy todo eso se ha sustituido por el cortoplacismo, las miras y ventajas personales por encima de las de la colectividad, los ataques desmedidos al adversario, con la utilización de un único argumento como es el “y tú más” en vez de confrontar ideas y modos de verlla vida y la sociedad. Hoy lo urgente prima sobre lo importante.
Se ha abandonado completamente la batalla ideológica en aras de no molestar no sea que se pierdan unos votos en vez de intentar convencer desde la palabra y ejemplo. Esto nos lleva a situaciones tan kafkianas como la actual, en la que el programa bajo el que se presenta un partido, no significa absolutamente nada. Me vienen ahora a la mente recuerdos del lema con el que nos presentamos a las elecciones en 1995: “El Programa es nuestro Contrato con la Sociedad”, y los contratos por supuesto están para cumplirse. De todo aquello no queda nada.
Y mejor no hablar de tantas y tantas cosas que vamos sabiendo con el tiempo, con miembros destacados imputados, otros encausados, otros en la cárcel, dineros robados, sobres bajo cuerda, ingresos anónimos, pagos de obras, de sedes, construcciones ilegales, y tantas y tantas cosas que da hasta vergüenza que se sepa que formas parte del PP, porque lo que se traslada a la gente es que todos somos iguales, y todos los populares nos dedicamos al trinque. Aunque sea falso, que lo es.
La honestidad ya no es importante, el compromiso está devaluado, la cultura del esfuerzo ya no sirve para nada, el mérito y la capacidad no se valoran en absoluto. Aquí solamente medran quienes tienen buenas agarraderas o en su caso quienes no comprometen ni una sola discusión y a todo dicen amen. Eso no enriquece el debate ni el Partido, solamente lo condena a la desaparición. Cuando el objetivo no es transformar la sociedad en algo mejor, sino que solamente se aspira a gobernar, por cualquier medio, todo va peor, y el final se acerca.
Si lo que une a las personas en un partido político es el afán personal de medrar y perpetuarse en el poder, esa organización se termina convirtiendo en un nido de víboras que solo piensan en su beneficio personal a cualquier precio.
A esto se parece demasiado los últimos años el Partido Popular, el nacional y el regional. Claro que no es que se me haya caído la venda de los ojos en este momento y de repente, son situaciones que vienes viendo en los últimos años, pero que te resistes a admitir pensando que puedes luchar por cambiar las cosas, que el Partido Popular es tan mío como de cualquier otro afiliado y que merece la pena pelear para conseguir una mejor organización para dar réditos a la sociedad, que al fin y al cabo debe ser el fin de cualquier partido. Pero llega un momento en que te das cuenta de que es imposible. Que la democracia interna desapareció, que el interés general ya no prima sobre el interés privado, que se miente con frecuencia, que se rompen los programas sin el más mínimo decoro, y que el oscurantismo lo preside todo, absolutamente todo.
Cuando eres consciente de todo eso junto es cuando te das cuenta de que sobras en esa organización, que no puede ser que estés siempre aportando ideas, esfuerzos, tiempo e incluso dinero, y que solamente sirva para que se aprovechen unos cuantos, no puede ser.
Por eso llega este momento, instante en que el amargor llena mi garganta, como si lo estuviera masticando, es un mal momento para mí, pero hoy pasaré de ser un afiliado más a ser un apestado para muchos, vamos, como cualquier secta que se precie. Tantas ilusiones y tantas esperanzas perdidas, abandonadas por el camino de más de 35 años de militancia en el Partido Popular, hasta que hoy, 9 de Abril de 2015, he tramitado mi baja en el PP.
Intento evitar rencores, pero soy humano, y por tanto imperfecto, no sé si podré conseguirlo. Intento evitar odios y ansias de venganza, aunque mi capacidad de olvidar es limitada. Ahora, fuera ya del estribo del PP procuro recuperar mi vida completa, mis valores y mi dignidad. Mi honestidad y mi honradez nunca la perdí.
Salgo de este partido exactamente igual que como entré, con las manos vacías y limpias, reincorporado hace unos años a mi puesto de funcionario, puesto que conseguí en una oposición en el año 1986 antes de los gobiernos populares, y desde el que nunca durante mi vida política me he presentado a un concurso para ascender y beneficiarme de mi posición. No todos podrán decir lo mismo, más bien casi ninguno.
Acabo triste y desilusionado, profundamente descreído de una organización política que soñé la mejor de todas, y que solo ha demostrado ser demasiado parecida al resto de partidos políticos de este país.
Hace falta urgentemente una intensa regeneración de España que sitúe el derecho a la libertad de la persona por encima de cualquier otra cuestión, y eso solo puede hacerse a través de grandes modificaciones en su arquitectura democrática y con una amplia revisión y reestructuración de sus instituciones, de todas, pero no me cabe duda de que esa renovación exige un cambio profundo en su estructura política y más en concreto en sus partidos tradicionales. Es hora ya de que esto suceda, aunque hoy, para mí, solamente es un día triste, el día más amargo.