Pero vamos al 2 de mayo de 1808, Guerra de la Independencia.
Si alguna vez el pueblo español fue engañado por sus políticos, esa es
una fecha, terminada la guerra, y de qué manera. De nada sirvió
batirse con heroísmo indecible y derrotar a Napoleón Bonaparte para
echar a los franceses de suelo español.
Lo cuenta Francisco Cambó en un artículo publicado en “La Nación” de
Buenos Aires el 17 de noviembre de 1937, al mismo tiempo que hacia una
reflexión sobre la guerra de 1936. Termina su artículo así.
“….no hay que olvidar un hecho en el cual se encuentran en germen
muchos de los ingredientes que han producido la guerra civil. Es un
hecho que nunca, y hoy menos que nunca, han de olvidar los españoles:
al triunfar el espíritu patriótico-religioso en la resistencia
española a la dominación napoleónica, se reunieron, primero en la isla
de León y después en Cádiz, los hombres que habrían de forjar las
instituciones que rigieron la España que con su sangre habían
conquistado sus hijos. Y la Constitución llamada de Cádiz, olvidó la
tradición española para inspirarse en las doctrinas de la Revolución
Francesa: ¡los vencedores implantaban las doctrinas del vencido!. Y
así quedó frustrado el glorioso y triunfal esfuerzo y desconectada la
corriente tradicional española de sus nuevas instituciones políticas,
iniciándose una pugna que ha culminado en la lucha actual. Es
indispensable que el caso no se repita; la sangre de los millones de
héroes que están dando su vida por salvar a España del materialismo y
de la barbarie bolcheviques ha de servir, por lo menos, para que
nuestra Patria vuelva a marchar por la senda que le señala la
tradición y que no debió abandonar jamás.”
(Francisco Cambó era miembro de la Lliga Catalana, lo que hoy
representaría más o menos Unió Democrática de Cataluña ).
Ricardo Pascual