La perspectiva de género
sábado, 13 de septiembre de 2014., 03:00 PM - Pagina 8
Afirmaba no hace mucho Juan José Tamayo, un teólogo
progre de esos conocidos por sus discrepancias con lo que enseña la
Iglesia, lo siguiente: “No es posible la reforma de la Iglesia desde la
opción por los pobres sin democratizar la Iglesia desde la perspectiva
de género”. Ahora bien, ¿en qué consiste la perspectiva de género?
Se basa en la famosa frase de Simone de Beauvoir:
“Una no nace mujer, la hacen mujer”, completada poco después con la
afirmación: “uno no nace varón, le hacen varón”. Es decir la “ideología
del género” considera la sexualidad como un elemento cuyo significado
fundamental es de convención social. Es decir, no existe ni masculino ni
femenino, sino que nos encontramos ante un producto cultural.
El ser humano nace sexualmente neutro, posteriormente es socializado como hombre o mujer. La diferencia entre varón y mujer no corresponde, fuera de las obvias diferencias morfológicas, a la naturaleza, sino que es mera construcción cultural según los roles y estereotipos que en cada sociedad se asigna a los sexos. En esta mentalidad, el hombre y la mujer eligen su sexo y lo pueden cambiar, cuantas veces lo estimen oportuno, hasta el punto de que las diferencias entre hombres y mujeres no tienen relación con las causas naturales o biológicas, sino que se deben a determinaciones sociales.
El ser humano nace sexualmente neutro, posteriormente es socializado como hombre o mujer. La diferencia entre varón y mujer no corresponde, fuera de las obvias diferencias morfológicas, a la naturaleza, sino que es mera construcción cultural según los roles y estereotipos que en cada sociedad se asigna a los sexos. En esta mentalidad, el hombre y la mujer eligen su sexo y lo pueden cambiar, cuantas veces lo estimen oportuno, hasta el punto de que las diferencias entre hombres y mujeres no tienen relación con las causas naturales o biológicas, sino que se deben a determinaciones sociales.
Además lo que antes se llamaba corrupción de menores,
pasa a ser práctica recomendable. La igualdad radical es un principio
básico de esta ideología que pone la sexualidad al servicio del placer y
como los órganos sexuales los tenemos para algo, es decir para usarlos,
se alienta no sólo la masturbación, sino también las relaciones
sexuales de toda clase, también entre menores. En pocas palabras, se
puede hacer con el cuerpo lo que uno quiera, pues el fin de la
sexualidad es el placer, evitando, eso sí, el embarazo y la natalidad.
Pero si esto sucediera, el aborto es un derecho básico. Las leyes son la
moral del Estado y esto está en las leyes. Con estos antecedentes, es
fácil comprender que se esté enseñando a niños y niñas a que aprendan a
masturbarse y hasta que se acuesten juntos. Y en casos extremos, se
defiende, como hace la eurodiputada austriaca Ulrike Lunacek, la
pedofilia, a la que eso sí, se llama educación afectivosexual
interactiva y libre de tabúes.
Es la igualdad radical un principio básico de esta
ideología, que pone la sexualidad al servicio del placer. Se quiere
terminar con la opresión de la mujer por el hombre, considerando al
matrimonio monógamo como la principal expresión de esta dominación, ya
que en esta ideología se considera a la mujer como un ser oprimido, por
lo que la liberación de la mujer sirve de núcleo para cualquier
actividad de liberación. La lucha de clases propia del marxismo pasa a
ser ahora lucha de sexos, siendo el varón el opresor y la mujer la
oprimida. La relación entre los sexos no se basa en el amor, sino en la
lucha permanente. La sexualidad es una relación de poder y el matrimonio
es la institución de la que se ha servido el hombre para oprimir a la
mujer. El matrimonio y la familia son dos modos de violencia permanente
contra la mujer y por tanto instituciones a combatir. Para ello se
pretende eliminar la idea de que los seres humanos se dividen en dos
sexos y se defiende la libre elección en las cuestiones relativas a la
reproducción y al estilo de vida, promocionando la homosexualidad, el
lesbianismo y todas las formas de sexualidad fuera del matrimonio.
Esta lucha contra la familia, tiene muy graves
consecuencias en la educación de los niños, a los que se quiere privar
de una familia normal donde se eduquen.
En pocas palabras, la perspectiva de género es un
canto a la promiscuidad y un ataque frontal al sentido común. Pretender
que pueda formar parte un día de la doctrina de la Iglesia es una
aberración. Desde luego la opción por los pobres y la reforma de la
Iglesia no pasan por ahí, por la destrucción del matrimonio y de la
familia. Y si alguien cree que exagero le recomiendo la lectura del
documento “La verdad del amor humano”, de nuestra Conferencia Episcopal
en sus números 52 a 61, y las frases sobre la ideología de género de
Benedicto XVI en su discurso a la Curia Romana del 21 de Diciembre del
2012. En cuanto al actual Papa, siendo todavía cardenal, escribió el 22
de junio del 2010: “Se trata del proyecto de ley sobre matrimonio de
personas del mismo sexo. Aquí está en juego la identidad, y la
supervivencia de la familia: papa, mamá e hijos... Está en juego un
rechazo frontal a la ley de Dios, grabada además en nuestros
corazones..Aquí también está la envidia del Demonio, por la que entró el
pecado en el mundo, que arteramente pretende destruir la imagen de
Dios: hombre y mujer que reciben el mandato de crecer, multiplicarse y
dominar la tierra. No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha
política... No se trata de un mero proyecto legislativo (éste es sólo el
instrumento) sino de una ´´movida´´ del padre de la mentira que
pretende confundir y engañar a los hijos de Dios.
Pedro Trevijano