domingo, 14 de septiembre de 2014

LA PERSPECTIVA DE GENERO

Interesante artículo de D. Pedro Trevijano sobre la ideología de género publicado en Pueblo de Dios.

La perspectiva de género
sábado, 13 de septiembre de 2014., 03:00 PM - Pagina 8
Afirmaba no hace mucho Juan José Tamayo, un teólogo progre de esos conocidos por sus discrepancias con lo que enseña la Iglesia, lo siguiente: “No es posible la reforma de la Iglesia desde la opción por los pobres sin democratizar la Iglesia desde la perspectiva de género”. Ahora bien, ¿en qué consiste la perspectiva de género?
Se basa en la famosa frase de Simone de Beauvoir: “Una no nace mujer, la hacen mujer”, completada poco después con la afirmación: “uno no nace varón, le hacen varón”. Es decir la “ideología del género” considera la sexualidad como un elemento cuyo significado fundamental es de convención social. Es decir, no existe ni masculino ni femenino, sino que nos encontramos ante un producto cultural.
El ser humano nace sexualmente neutro, posteriormente es socializado como hombre o mujer. La diferencia entre varón y mujer no corresponde, fuera de las obvias diferencias morfológicas, a la naturaleza, sino que es mera construcción cultural según los roles y estereotipos que en cada sociedad se asigna a los sexos. En esta mentalidad, el hombre y la mujer eligen su sexo y lo pueden cambiar, cuantas veces lo estimen oportuno, hasta el punto de que las diferencias entre hombres y mujeres no tienen relación con las causas naturales o biológicas, sino que se deben a determinaciones sociales.
Además lo que antes se llamaba corrupción de menores, pasa a ser práctica recomendable. La igualdad radical es un principio básico de esta ideología que pone la sexualidad al servicio del placer y como los órganos sexuales los tenemos para algo, es decir para usarlos, se alienta no sólo la masturbación, sino también las relaciones sexuales de toda clase, también entre menores. En pocas palabras, se puede hacer con el cuerpo lo que uno quiera, pues el fin de la sexualidad es el placer, evitando, eso sí, el embarazo y la natalidad. Pero si esto sucediera, el aborto es un derecho básico. Las leyes son la moral del Estado y esto está en las leyes. Con estos antecedentes, es fácil comprender que se esté enseñando a niños y niñas a que aprendan a masturbarse y hasta que se acuesten juntos. Y en casos extremos, se defiende, como hace la eurodiputada austriaca Ulrike Lunacek, la pedofilia, a la que eso sí, se llama educación afectivosexual interactiva y libre de tabúes.
Es la igualdad radical un principio básico de esta ideología, que pone la sexualidad al servicio del placer. Se quiere terminar con la opresión de la mujer por el hombre, considerando al matrimonio monógamo como la principal expresión de esta dominación, ya que en esta ideología se considera a la mujer como un ser oprimido, por lo que la liberación de la mujer sirve de núcleo para cualquier actividad de liberación. La lucha de clases propia del marxismo pasa a ser ahora lucha de sexos, siendo el varón el opresor y la mujer la oprimida. La relación entre los sexos no se basa en el amor, sino en la lucha permanente. La sexualidad es una relación de poder y el matrimonio es la institución de la que se ha servido el hombre para oprimir a la mujer. El matrimonio y la familia son dos modos de violencia permanente contra la mujer y por tanto instituciones a combatir. Para ello se pretende eliminar la idea de que los seres humanos se dividen en dos sexos y se defiende la libre elección en las cuestiones relativas a la reproducción y al estilo de vida, promocionando la homosexualidad, el lesbianismo y todas las formas de sexualidad fuera del matrimonio.
Esta lucha contra la familia, tiene muy graves consecuencias en la educación de los niños, a los que se quiere privar de una familia normal donde se eduquen.
En pocas palabras, la perspectiva de género es un canto a la promiscuidad y un ataque frontal al sentido común. Pretender que pueda formar parte un día de la doctrina de la Iglesia es una aberración. Desde luego la opción por los pobres y la reforma de la Iglesia no pasan por ahí, por la destrucción del matrimonio y de la familia. Y si alguien cree que exagero le recomiendo la lectura del documento “La verdad del amor humano”, de nuestra Conferencia Episcopal en sus números 52 a 61, y las frases sobre la ideología de género de Benedicto XVI en su discurso a la Curia Romana del 21 de Diciembre del 2012. En cuanto al actual Papa, siendo todavía cardenal, escribió el 22 de junio del 2010: “Se trata del proyecto de ley sobre matrimonio de personas del mismo sexo. Aquí está en juego la identidad, y la supervivencia de la familia: papa, mamá e hijos... Está en juego un rechazo frontal a la ley de Dios, grabada además en nuestros corazones..Aquí también está la envidia del Demonio, por la que entró el pecado en el mundo, que arteramente pretende destruir la imagen de Dios: hombre y mujer que reciben el mandato de crecer, multiplicarse y dominar la tierra. No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política... No se trata de un mero proyecto legislativo (éste es sólo el instrumento) sino de una ´´movida´´ del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios.

Pedro Trevijano